Desde la delicadeza de un pequeño árbol en miniatura hasta la paciencia y dedicación necesarias para cuidarlo, el arte del bonsái ha encontrado un lugar especial en el corazón de un joven emprendedor peruano. Joseph Wolansky Masciotti descubrió esta pasión durante la pandemia, en un momento donde el tiempo libre y la búsqueda de nuevas actividades permitieron que el arte milenario japonés germinara en un proyecto con un propósito claro: acercar a los peruanos al fascinante mundo del bonsái y sus innumerables beneficios.

El inicio no fue sencillo. En un país donde este arte todavía es poco conocido, dar a conocer los bonsáis y educar al público sobre su existencia fue un reto considerable. Muchas personas asumían que estos pequeños árboles solo podían conseguirse importándolos y desconocían el potencial para cultivarlos en casa. Sin embargo, con creatividad y dedicación, Joseph logró visibilizar esta propuesta, ganándose un espacio en el mercado y generando interés en quienes nunca antes habían tenido contacto con este arte.
El enfoque del proyecto va más allá de ofrecer bonsáis como objetos decorativos. Busca ser una experiencia integral, donde las personas aprendan sobre la importancia cultural y los beneficios que conlleva el cultivo de estas plantas. “Cuidar un bonsái no solo desarrolla habilidades como la paciencia o la creatividad, sino que también fomenta la meditación y una conexión más profunda con la naturaleza”, explica Joseph, quien tiene como objetivo principal que sus clientes puedan experimentar el arte del bonsái en toda su magnitud.
Además, la personalización es un elemento clave. Los bonsáis pueden presentarse en diversas formas, desde elegantes centros de mesa hasta exclusivos obsequios en empaques cuidadosamente diseñados. Cada creación está pensada para adaptarse a las necesidades de los clientes, brindando una experiencia única y especial.


Joseph también ve un enorme potencial para que el bonsái se convierta en parte de la identidad cultural peruana, en una especie de fusión entre Oriente y Occidente. Al igual que la gastronomía chifa, este arte podría adoptar características locales aprovechando la biodiversidad y riqueza natural del Perú. Con esta visión, el joven emprendedor sueña con que su proyecto sea reconocido a nivel nacional en un futuro cercano.
Con paciencia, dedicación y una gran pasión por la naturaleza, este proyecto sigue creciendo, difundiendo un arte que no solo transforma los espacios donde habitan los bonsáis, sino también la vida de quienes los cuidan.
Redacción: Sebastián Lozada