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El enemigo del progreso: Presidente Bukele elimina el bitcoin como moneda de curso legal

En septiembre de 2021, El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar el bitcóin como moneda de curso legal, una iniciativa liderada por el presidente Nayib Bukele con la promesa de revolucionar la economía nacional y posicionar al país como líder en innovación financiera. Sin embargo, menos de cuatro años después, el gobierno ha revertido esta decisión, eliminando la obligatoriedad del uso del bitcóin y relegándolo a una opción voluntaria para transacciones privadas. Esta medida no solo marca un cambio de rumbo en la política económica salvadoreña, sino que también plantea interrogantes sobre el impacto negativo de esta iniciativa en el progreso y la credibilidad del país en el ámbito internacional.

El fracaso del experimento bitcóin

La adopción del bitcóin en 2021 fue recibida con escepticismo por expertos económicos y organismos financieros internacionales, que advertían sobre los peligros de imponer una criptomoneda volátil en una economía frágil como la de El Salvador. A pesar de las advertencias, Bukele impulsó un experimento financiero que, con el tiempo, ha demostrado ser desastroso.

Desde el inicio, la implementación del bitcóin estuvo plagada de fallos técnicos, corrupción e improvisación. La billetera digital Chivo Wallet, promovida como una herramienta para facilitar el uso de la criptomoneda, sufrió problemas constantes, desde fallas en la seguridad hasta dificultades para realizar transacciones. En un país donde más del 70% de la población carece de acceso estable a internet y banca digital, la adopción del bitcóin era prácticamente imposible.

El gobierno también gastó millones de dólares en la compra de bitcóin con la expectativa de que su valor se disparara. Sin embargo, la volatilidad del mercado cripto jugó en contra de Bukele, y las pérdidas fueron cuantiosas. Mientras el presidente insistía en que las caídas eran temporales, la realidad era evidente: los fondos estatales destinados a bitcóin se esfumaban, sin que la población viera beneficio alguno.

Desconfianza, corrupción y presión internacional

El fracaso de la estrategia bitcóin se reflejó en la falta de transparencia del gobierno en torno a sus inversiones. Bukele nunca proporcionó datos claros sobre las compras y pérdidas estatales en criptomonedas, lo que generó sospechas de corrupción. En un contexto donde la confianza en las instituciones ya era baja, la falta de información solo avivó el descontento ciudadano.

A nivel internacional, la medida también afectó la imagen del país. Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtieron sobre los riesgos de usar el bitcóin como moneda de curso legal y condicionaron financiamientos clave a la reversión de esta política. El Salvador, que ya tenía dificultades para acceder a crédito internacional debido a su historial de impago, se encontró aún más aislado económicamente.

Además, la decisión de eliminar el bitcóin también fue influenciada por la presión de Donald Trump. En su regreso a la escena política, Trump ha advertido a los países del bloque BRICS y a otras naciones que no utilicen el dólar, amenazándolos con un aumento en los aranceles. Esta presión no ha sido ajena a Bukele, quien ha optado por distanciarse del bitcóin y reafirmar el uso del dólar en El Salvador, cediendo así a la estrategia estadounidense de mantener el control de su moneda en la economía salvadoreña. Con esta decisión, Bukele no solo deja en evidencia la inestabilidad de su política monetaria, sino también su vulnerabilidad ante las presiones de Washington.

Un retroceso que perjudica a los salvadoreños

La eliminación del bitcóin como moneda de curso legal no solo expone el fracaso de Bukele, sino que también deja secuelas negativas para la población. Comerciantes y empresas que fueron obligados a aceptar bitcóin tuvieron que lidiar con pérdidas económicas debido a la inestabilidad de la criptomoneda. Muchos pequeños negocios que confiaron en la promesa de una nueva economía digital vieron cómo sus ingresos se desplomaban.

Mientras tanto, el costo del experimento bitcóin sigue sin ser esclarecido. ¿Cuánto dinero perdió realmente el país? ¿Qué pasó con las inversiones estatales? Bukele, fiel a su estilo autoritario, evita responder estas preguntas. Pero los salvadoreños, que ahora ven cómo su país regresa al punto de partida, saben que han sido víctimas de una estrategia fallida que solo benefició a unos pocos.

Un golpe a la credibilidad de Bukele

El intento de Nayib Bukele de posicionar a El Salvador como una potencia cripto no solo fracasó, sino que hundió al país en un mayor aislamiento financiero y en un escándalo de desconfianza. La decisión de revertir la obligatoriedad del bitcóin es un reconocimiento tácito de que la estrategia no funcionó y de que su liderazgo no es infalible.

Con elecciones en el horizonte y una población cada vez más crítica de su gobierno, Bukele deberá enfrentar las consecuencias de sus errores. La presión de Estados Unidos, en especial de Donald Trump, ha evidenciado la falta de autonomía del presidente salvadoreño en la toma de decisiones económicas. La pregunta ya no es si su experimento bitcóin fracasó, sino cuánto daño causó a la economía salvadoreña y si los ciudadanos estarán dispuestos a perdonarlo.