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Tragedia en las Clínicas Sanna: El suero letal de Medifarma y el drama de las familias afectadas

Un insumo esencial convertido en veneno. Dos muertos en Trujillo, dos más en Cusco y pacientes en estado crítico en Lima. Un error fatal que sacude a la élite médica y expone grietas en el sistema de salud privado.

Un error fatal en la red de salud privada

El suero fisiológico, ese insumo médico esencial que debería representar alivio y estabilidad, se ha convertido en el inesperado verdugo de pacientes en distintas ciudades del país. Dos fallecidos en Trujillo, dos más en Cusco y otros dos en estado crítico en Lima son la amarga evidencia de un producto defectuoso distribuido por el laboratorio Medifarma, perteneciente a la familia Picasso Candamo.

La alarma se encendió en la Clínica San Borja, donde los médicos comenzaron a notar reacciones adversas tras la administración del suero. Tres días antes de que el Ministerio de Salud y la DIGEMID confirmaran la contaminación del lote, la institución ya había procedido a retirarlo. Pero para algunos pacientes, la respuesta llegó demasiado tarde.

El precio de la confianza

El nombre Medifarma resuena en el sector farmacéutico con el peso de un linaje industrial de prestigio. La familia Picasso Candamo ha construido un imperio sobre la base de la salud pública y privada, una responsabilidad que hoy se tambalea bajo el peso de una crisis sin precedentes.

Las preguntas se acumulan. ¿Cómo un producto defectuoso logró atravesar los filtros de calidad? ¿Por qué el problema afectó exclusivamente a clínicas privadas y no a hospitales públicos?

El Ministerio de Salud ha iniciado una investigación para rastrear el origen del lote contaminado y esclarecer si hubo negligencia en la cadena de distribución. La DIGEMID ha ordenado la inmovilización total del producto, pero para las familias afectadas, la acción llega demasiado tarde.

El drama de las víctimas

En Trujillo, la Clínica Sánchez Ferrer llora la pérdida de dos de sus pacientes. En Cusco, la tragedia se replica con la misma brutalidad. En Lima, dos pacientes luchan por su vida en estado crítico, mientras sus familias enfrentan la incertidumbre con la angustia de quien ha sido traicionado por el sistema que prometió cuidarlos.

«Confiamos en una clínica de prestigio, en un producto de un laboratorio reconocido. Ahora solo nos queda el dolor y la rabia», dice entre lágrimas la hermana de una de las víctimas en Cusco.

Responsabilidades y consecuencias

La red de Clínicas Sanna ha manifestado su compromiso de acompañar a las familias y garantizar que reciban la reparación correspondiente. Sin embargo, más allá de las indemnizaciones, la confianza ha sido herida de muerte.

Este incidente marca un antes y un después en la percepción de la calidad de los insumos médicos en el país. La alta sociedad, habituada a pagar por atención de primer nivel, ahora se pregunta si realmente está a salvo.

Un llamado a la transparencia

Las clínicas privadas han sido el epicentro de este desastre, lo que refuerza la necesidad de controles más rigurosos en la adquisición de insumos. La salud, en cualquier estrato, no admite errores.

Mientras se esclarecen los hechos, queda la reflexión: en un país donde el acceso a la salud de calidad es un privilegio, ni siquiera el lujo puede blindar a la vida de un error fatal.