Un enfrentamiento entre dos periodistas de alto calibre sacude la escena mediática peruana y abre el debate sobre la ética en la investigación periodística.
Una acusación que encendió la mecha
El periodista Gino Román ha puesto a Gustavo Gorriti, director de IDL-Reporteros, en el centro de la controversia con una acusación que ha dado mucho de qué hablar. Según Román, la hija de Gorriti trabajó para la firma israelí International Security and Defense Systems (ISDS), empresa vinculada a Leonardo Gleser, un personaje que ha sido señalado en diversas investigaciones por su presunta relación con el tráfico de armas. Para Román, este nexo despierta serias dudas sobre la imparcialidad de Gorriti y plantea interrogantes sobre la independencia de sus investigaciones periodísticas.
Pero esto no es solo una crítica profesional. En un tono desafiante, Román no ha dudado en cuestionar la integridad del periodista de investigación más influyente del país, lo que ha polarizado la opinión pública y desatado un debate feroz en redes sociales.
Gorriti responde sin medias tintas
Lejos de quedarse en silencio, Gorriti lanzó una respuesta contundente. En un artículo publicado en su medio, calificó las afirmaciones de Román como «infundadas y delirantes», asegurando que no hay ninguna conexión irregular entre su hija y los contratos estatales de la empresa israelí.
Pero el experimentado periodista no se limitó a desmentir las acusaciones. En un tono mordaz, escribió: «La ventaja de un orate es que no necesita investigar. Sus fuentes son sus delirios, que le revelan todo lo que quiere decir«. Un mensaje claro y directo que dejó en evidencia la dureza de la disputa.

Un enfrentamiento que sacude al periodismo peruano
El choque entre Gorriti y Román ha generado reacciones en todo el espectro mediático. Mientras algunos respaldan la labor investigativa de Román, otros defienden la trayectoria de Gorriti, cuya credibilidad ha sido construida a lo largo de décadas de periodismo de investigación.
Diversos medios han dado cobertura a esta disputa, presentando las posturas de ambos periodistas. Mientras tanto, en redes sociales la discusión sigue encendida, con bandos bien definidos entre quienes consideran que Román está destapando algo relevante y quienes creen que sus acusaciones no tienen sustento.
Más allá del enfrentamiento qué está en juego
Esta no es solo una pelea entre periodistas. La disputa entre Román y Gorriti pone sobre la mesa una cuestión clave: ¿hasta qué punto los periodistas deben someterse al mismo escrutinio que aplican a los demás?
En un contexto donde la información es poder, las acusaciones cruzadas pueden dañar reputaciones y alterar la percepción del público. Pero más allá de las diferencias personales, lo realmente importante es la búsqueda de la verdad y la transparencia, valores que deben prevalecer en cualquier investigación periodística.
La batalla entre estos dos pesos pesados del periodismo peruano aún no ha terminado. ¿Cuál será el próximo golpe en esta lucha por la credibilidad?