En siete décadas, Estados Unidos ha pasado de ser una potencia manufacturera a una economía dominada por los servicios, reflejando un cambio estructural impulsado por la deslocalización, la automatización y la globalización.
El ocaso de la manufactura
En 1953, la industria manufacturera representaba el 31% del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos. Hoy, su participación ha caído al 10%, evidenciando un declive sostenido. Este descenso se atribuye a la deslocalización de fábricas hacia países con menores costos laborales, como China y México, y al avance de la automatización, que ha reducido la necesidad de mano de obra en las plantas industriales.

Auge del sector servicios
Paralelamente, el sector servicios ha experimentado un crecimiento significativo, pasando de representar el 36% del PIB en 1953 al 71% en 2024. Este cambio refleja una economía cada vez más orientada hacia actividades como la tecnología, la salud, la educación y el entretenimiento, consolidando a Estados Unidos como líder en la economía del conocimiento.
Impacto en el empleo y la sociedad
La transformación económica ha tenido consecuencias profundas en el mercado laboral. Regiones tradicionalmente industriales, como el «cinturón de óxido», han sufrido pérdidas de empleo y deterioro socioeconómico. Sin embargo, la automatización también ha generado nuevas oportunidades laborales en sectores de alta tecnología, aunque con una creciente demanda de habilidades especializadas.

Perspectivas futuras
A pesar del declive manufacturero, el PIB per cápita de Estados Unidos ha aumentado significativamente, pasando de $28,175 en 1953 a $91,666 en 2024, ajustado por inflación. Este crecimiento refleja una economía más productiva y eficiente. No obstante, persisten desafíos relacionados con la desigualdad económica y la necesidad de adaptar la fuerza laboral a las nuevas demandas del mercado.
Redacción: Sebastián Lozada