MENU
Facebook
LinkedIn
X

Fake News: La Corte Suprema de EE. UU. no declaró ilegales las vacunas contra la COVID-19

Una cadena viral que circula en redes sociales afirma falsamente que el máximo tribunal estadounidense falló en contra de las vacunas de ARNm y dio la razón a Robert F. Kennedy Jr. La noticia, sin pruebas ni fuentes oficiales, es un ejemplo preocupante de cómo las fake news siguen erosionando la confianza pública en la ciencia y las instituciones.

Un fallo que nunca ocurrió

En las últimas horas, ha circulado masivamente en plataformas de mensajería y redes sociales una publicación que anuncia con mayúsculas una “decisión histórica” de la Corte Suprema de Estados Unidos, supuestamente declarando que “las vacunas contra el Covid-19 no son vacunas”. El texto menciona como ganador de una demanda al activista antivacunas Robert F. Kennedy Jr. y asegura que los efectos de las terapias génicas de ARNm son “irreparables”.

No obstante, esta información es completamente falsa. No existe tal fallo de la Corte Suprema. Ninguna fuente oficial del tribunal ha emitido una sentencia de ese tipo, ni existen registros judiciales que confirmen que dicho proceso haya tenido lugar.

¿Qué es lo que realmente pasó? Nada. Es una noticia inventada.

El supuesto “veredicto histórico” es una construcción falsa, carente de respaldo judicial, científico o institucional. Diversas organizaciones de verificación como Reuters, AP Fact Check y Snopes ya han desmentido versiones similares en el pasado. La misma Corte Suprema mantiene un archivo público de todas sus decisiones, y ninguna incluye una sentencia contra las vacunas contra el COVID-19 ni a favor de Robert F. Kennedy Jr. en ese sentido.

El daño de las fake news sanitarias

Como explica el investigador Luciano Sanguinetti en su ensayo Posverdad, fake news y desinformación en la sociedad vigilada, las noticias falsas no solo distorsionan la realidad, sino que erosionan la confianza en las instituciones, manipulan emociones y socavan la vida democrática. Durante la pandemia de COVID-19, estas prácticas desinformativas alcanzaron niveles alarmantes, poniendo en riesgo la salud pública al promover discursos conspirativos sobre el origen del virus, las vacunas o los tratamientos.

En este caso, el objetivo parece ser minar la credibilidad de la ciencia médica y sembrar desconfianza en las campañas de vacunación, utilizando el nombre de figuras públicas para otorgar falsa legitimidad a una narrativa peligrosa.

Verdades científicas frente a relatos emocionales

Contrario a lo que afirma el mensaje viral, las vacunas de ARNm contra la COVID-19 han sido aprobadas por organismos reguladores internacionales como la FDA, EMA y la OMS, tras rigurosos estudios clínicos. Sus beneficios en la prevención de hospitalizaciones y muertes han sido ampliamente documentados y confirmados por múltiples publicaciones científicas revisadas por pares.

El relato posverdadero, como señala Sanguinetti, no se apoya en hechos verificables, sino en emociones, sospechas y certezas personales que buscan desplazar el debate racional y científico por uno emocional y polarizante.

¿Por qué es importante desmentirlo?

Porque la mentira no es inocente. Esta desinformación afecta directamente a la toma de decisiones individuales y colectivas sobre salud pública. Al viralizarse sin filtros, muchas personas podrían optar por no vacunarse, exponiéndose a enfermedades evitables y debilitando los esfuerzos colectivos para proteger a los más vulnerables.

Conclusión: el periodismo como antídoto

En tiempos de desinformación masiva, el periodismo riguroso y la verificación de datos son herramientas fundamentales para defender la verdad. Como sociedad, debemos ejercer una ciudadanía crítica, contrastar fuentes, evitar compartir contenido no verificado y recordar que la libertad de expresión no incluye el derecho a mentir sin consecuencias.

La Corte Suprema no falló contra las vacunas. Pero este episodio sí deja un fallo simbólico: necesitamos más educación mediática, más pensamiento crítico y más compromiso con la verdad.

Redacción: Anghelo Basauri Escudero