La Navidad no solo se celebra, también se vive, y algunas ciudades del mundo se convierten en verdaderos escenarios de cuento durante esta época. Mercados, luces, tradiciones y espectáculos convierten estos destinos en un sueño navideño hecho realidad.
Estrasburgo, conocida como la “capital de la Navidad”, deslumbra con el mercado navideño más antiguo y grande de Francia, inaugurado en 1570. Más de 300 puestos invaden sus calles con artesanías y delicias típicas. La ciudad brilla bajo las luces, ofreciendo una experiencia mágica desde finales de noviembre hasta después de Navidad.
En Nueva York, el Rockefeller Center se convierte en el epicentro de la temporada. Su icónico árbol, adornado con más de 50 mil luces, es una postal imperdible. Sumado a los escaparates de lujo, las pistas de patinaje y las calles cubiertas de decoraciones, la Gran Manzana promete una Navidad de película.
Viena celebra esta temporada con mercados navideños que datan del siglo XIII, donde el Rathaus Park y sus alrededores se llenan de luces y aromas a dulces y ponches. La tradición se mezcla con la elegancia en una ciudad que transforma cada rincón en un escenario festivo.
Praga, con su imponente castillo y las calles empedradas, ofrece un espectáculo único. El mercado de la plaza principal, coronado por un árbol que se ilumina al ritmo de música, deja boquiabiertos a los visitantes. Las vistas desde la Torre del Antiguo Ayuntamiento son un regalo para los amantes de la Navidad.
En Rovaniemi, Finlandia, el espíritu de Santa Claus se vive a flor de piel. En esta región de Laponia, la Aldea de Santa Claus atrae a miles de visitantes con sus trineos tirados por renos, hoteles iglú y actividades en la nieve. Es el lugar donde la fantasía se hace tangible.
Cada uno de estos destinos combina tradiciones, historia y el inconfundible espíritu de la Navidad, convirtiéndose en lugares ideales para quienes buscan vivir unas fiestas inolvidables.
Redacción: Nataly Vásquez Zelaya