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El oro que no se toca: ¿Puede el BCRP convertirse en comprador del metal de la pequeña minería?

En medio del debate por la formalización minera, el presidente del Congreso lanza una propuesta polémica: que el Banco Central de Reserva del Perú compre oro directamente a los pequeños productores. ¿Una medida visionaria o un riesgo a la autonomía monetaria? La crónica de un debate que enfrenta política, economía y soberanía institucional.

La sugerencia que agita las reservas

Si el BCRP hubiese comprado oro hace ocho meses, ¿cuánto habría ganado el Perú?”, lanzó con tono enérgico Eduardo Salhuana, presidente del Congreso de la República, ante un salón colmado de reporteros. Su declaración no cayó en saco roto: propuso que el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) vuelva a comprar oro, una práctica que –según él– se ha abandonado, pese a que está contemplada en su ley orgánica.

Su intervención, emitida durante una conferencia de prensa reciente, se enmarca dentro de una iniciativa legislativa que pretende ampliar las funciones del Banco de la Nación, permitiéndole comprar y vender oro en el mercado interno, especialmente a pequeños mineros en proceso de formalización.

La afirmación inicial generó titulares, pero también encendió alarmas en el mundo económico y político.

¿Un golpe de suerte o una bomba de tiempo?

Salhuana fue enfático: “El Banco Central está autorizado para comprar oro, pero no lo hace”. En efecto, buena parte de las reservas internacionales netas (más de US$ 74 mil millones) se encuentran en bonos del Tesoro estadounidense y otros instrumentos de deuda externa. Solo una porción marginal se mantiene en oro físico, a pesar de su histórica valorización.

Para el congresista, esta sería una oportunidad desaprovechada. En un contexto global donde el oro ha escalado por encima de los US$ 2,000 la onza, tener mayor respaldo en este activo habría significado una ganancia sustancial para el Estado peruano.

La propuesta, sin embargo, no solo apunta al aumento patrimonial. También busca tener un impacto directo en la formalización de la minería artesanal, permitiendo a estos actores vender su producto a un comprador institucional y seguro, evitando así las redes informales o ilegales que dominan muchas zonas auríferas del país.

El otro lado de la moneda: la autonomía monetaria

La respuesta del Banco Central de Reserva del Perú no se hizo esperar. Adrián Armas, gerente central de Estudios Económicos del BCRP, fue claro: el BCRP no puede ser obligado a comprar oro, ya que esto implicaría una inyección de liquidez no deseada, lo que iría contra los principios fundamentales que rigen su labor desde los años noventa.

“En el momento en que el BCRP está obligado a comprar oro, debe imprimir dinero. Y eso rompe con el principio de control autónomo de la liquidez”, explicó Armas durante su intervención en la Comisión Especial Multipartidaria Capital Perú.

La preocupación del ente emisor radica en que, al realizar compras directas en el mercado interno, estaría distorsionando el equilibrio monetario y afectando su capacidad de mantener la estabilidad de precios, su misión constitucional.

Un debate de fondo: ¿rol social o rol técnico?

La discusión abre una tensión de fondo: ¿debe el BCRP limitarse a su rol técnico de estabilización económica, o puede asumir un rol más activo y social, como actor clave en procesos de formalización productiva?

Para algunos congresistas, como Salhuana, el BCRP no debería mantenerse al margen de la economía real cuando puede contribuir a mejorar la vida de miles de peruanos, especialmente en regiones donde la minería artesanal es el único sustento.

Para los técnicos del BCRP, la historia de crisis inflacionarias en América Latina, muchas veces causadas por la falta de autonomía de los bancos centrales, sirve como advertencia. Romper la neutralidad monetaria podría ser el primer paso hacia un camino peligroso.

¿Banco de la Nación como alternativa?

En paralelo, se discute un proyecto de ley que propone ampliar las funciones del Banco de la Nación para que este sí pueda comprar oro a los pequeños mineros, evitando comprometer al BCRP. La idea suena atractiva, pero también implica desafíos operativos, logísticos y normativos, además de requerir nuevos controles para evitar que el oro de origen ilegal entre al sistema financiero.

El objetivo es claro: fortalecer las reservas nacionales, fomentar la formalización y proteger a los mineros legales. Pero el camino es resbaladizo y requiere de una arquitectura legal e institucional bien diseñada, para evitar efectos no deseados como la distorsión del mercado o el blanqueo de minerales ilegales.

El oro, la política y el equilibrio institucional

En medio de un escenario político tenso, donde los poderes del Estado compiten por protagonismo, el oro se convierte en un nuevo campo de disputa. ¿Debería el Estado peruano comprar oro? ¿Es viable sin sacrificar la autonomía económica? ¿Qué rol deben jugar el Congreso, el BCRP y el Banco de la Nación?

Estas preguntas no solo hablan de metales preciosos, sino de los valores que rigen nuestra institucionalidad: independencia, responsabilidad fiscal y visión de futuro.

El oro reluce, sí, pero detrás de su brillo se esconde una lucha silenciosa por definir quién tiene las riendas del modelo económico peruano.

Redacción: Anghelo Basauri Escudero