Hablar más de un idioma es una habilidad esencial en un mundo globalizado. Dominar una lengua extranjera no solo amplía las oportunidades laborales, sino que también mejora las capacidades cognitivas y sociales. Las cifras lo confirman: saber otro idioma aumenta un 37% las posibilidades de conseguir empleo y se exige en el 70% de los puestos de mayor responsabilidad, según estudios de Randstad.
El inglés se mantiene como el idioma más demandado. Usado en negocios, ciencia y tecnología, su dominio no solo es requisito para acceder a mejores salarios, sino también para mantenerse al día con investigaciones y tendencias globales. Le siguen el francés, esencial en organismos internacionales y el ámbito cultural, y el alemán, clave en el sector turístico. El chino, el portugués y otros idiomas como el ruso y el árabe también ganan relevancia en mercados específicos.
Ser bilingüe trae consigo beneficios comprobados que van más allá de lo comunicativo. Investigaciones como las de la Universidad de York han demostrado que las personas bilingües desarrollan una mayor «reserva cognitiva», lo que puede retrasar los síntomas de enfermedades como el Alzheimer hasta por cinco años. Además, un estudio realizado por Vita-Salute San Raffaele University identificó un aumento en la materia gris en las áreas del cerebro responsables de funciones ejecutivas como la toma de decisiones y el control emocional. Estas ventajas no solo fortalecen la memoria y la flexibilidad cognitiva, sino que también incrementan la capacidad para manejar situaciones complejas y multitarea
En el mercado laboral, los puestos directivos y técnicos destacan por requerir habilidades lingüísticas. Además, demostrar esta capacidad con certificaciones reconocidas como el IELTS o TOEFL puede marcar la diferencia en un entorno competitivo. Hablar un segundo idioma ya no es solo una ventaja; es una necesidad en un mundo cada vez más interconectado.
Redacción: Nataly Vásquez Zelaya