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Estados Unidos en tensión: La Reserva Federal critica los aranceles de Trump

Hoy, la tención entre la Reserva Federal y el Ejecutivo estadounidense se agudiza. Las recientes declaraciones de Jerome Powell, presidente de la Fed, y el presidente Donald Trump, evidencian una batalla de fondo sobre el futuro de la economía más grande del mundo.

La Fed lanza una advertencia: los aranceles traerán más inflación y menos crecimiento

Desde un evento en Virginia, Jerome Powell fue enfático: los recientes aumentos arancelarios impulsados por Donald Trump tendrán consecuencias mucho más graves de lo previsto. Según el titular de la Reserva Federal, esta política comercial no solo encarecerá los productos importados, sino que también podría elevar la inflación, frenar el crecimiento económico y provocar un aumento del desempleo.

«Está quedando claro que los aumentos arancelarios serán significativamente mayores de lo previsto», declaró Powell, advirtiendo que el impacto económico irá más allá de lo estimado en un primer momento.

Un efecto dominó en los mercados y el consumo

El anuncio de nuevos gravámenes a todos los países que comercian con Estados Unidos ha causado un remezón en los mercados internacionales. Desde productos básicos hasta bienes de consumo, como zapatos y camarones, los costos de importación se dispararían, impactando directamente en el bolsillo de los consumidores.

Powell recordó que, aunque la política monetaria actual está «bien posicionada» para manejar los riesgos, la Reserva Federal no tiene planes inmediatos de reducir las tasas de interés hasta que la situación esté más clara.

Trump contraataca: exige un recorte de tasas «ya»

Casi en simultáneo con el discurso de Powell, Donald Trump utilizó su red Truth Social para exigir públicamente una baja de tasas. Según el exmandatario, la inflación ha disminuido desde su retorno al poder en enero, lo cual justificaría una intervención inmediata del banco central.

«¡Rebajá las tasas de interés, Jerome, y dejá de hacer política!», escribió Trump, en un tono desafiante, pese a que él mismo fue quien nominó a Powell para el cargo durante su primer mandato.

El presidente de la Fed, sin embargo, rechazó la presión política y aseguró que no renunciará antes de que finalice su mandato en 2026. Con serenidad, Powell insistió: «Estoy totalmente decidido a cumplir con todo mi periodo».

La Fed ya había anticipado los efectos negativos de esta política

En su última reunión, celebrada en marzo, la Reserva Federal decidió mantener las tasas de interés en el rango de 4,25 % a 4,5 %, nivel alcanzado tras recortes sucesivos en la segunda mitad de 2024. En ese momento, la Fed ya había advertido que los aranceles anunciados por Trump podrían tener un efecto adverso sobre la economía estadounidense.

«La incertidumbre en torno a las perspectivas económicas ha aumentado», señaló la institución entonces, vaticinando menor crecimiento del PBI, precios elevados y un posible repunte del desempleo.

El verdadero temor: que la inflación se descontrol

Durante su discurso más reciente, Powell subrayó un punto crítico: la posibilidad de que la inflación, más allá de ser un efecto temporal, termine consolidándose como un problema persistente.

«Nuestra obligación es mantener las expectativas de inflación a largo plazo bien ancladas», enfatizó, aclarando que la Fed no permitirá que un aumento puntual de precios se transforme en una escalada descontrolada.

Este enfoque revela la estrategia del banco central: cautela, control y prevención, en contraposición al estilo más agresivo e impulsivo de Trump.

¿Hacia una nueva guerra económica interna?

Con el telón de fondo de las elecciones de 2026 y un mundo pendiente de cada movimiento de EE.UU., el enfrentamiento entre la Reserva Federal y el Ejecutivo podría marcar una nueva etapa de incertidumbre económica global.

Mientras Trump busca consolidar su narrativa de control y recuperación económica, la Fed mantiene una postura de independencia y responsabilidad técnica, en medio de un tablero geopolítico cada vez más volátil.

Lo que está en juego no es solo la política monetaria, sino el modelo económico estadounidense en su conjunto. Y esta vez, como anticipamos en entregas anteriores, la tensión entre poder político y financiero amenaza con volverse insostenible.