La esquina de Enrique Palacios en Miraflores se ha convertido en un espacio clave para los amantes del café de especialidad, gracias a la visión de Julio Gallia, un chef pastelero que decidió fusionar su pasión por la repostería con el mundo del café. Su establecimiento, Latte Bakery, no solo ofrece bebidas de alta calidad, sino que también propone una experiencia donde el café y la bollería se complementan a la perfección.

Un chef pastelero con una visión innovadora
Desde joven, Julio Gallia cultivó un profundo interés por la pastelería. Tras formarse junto al reconocido chef Paco Torreblanca en España, desarrolló una técnica que refleja equilibrio y atención al detalle en cada creación. Con los años, su curiosidad se extendió al café, un mundo que describe como fascinante y lleno de complejidad. “Hoy en día, la gente ya no consume café sin preguntar sobre su origen o los métodos de preparación. Quieren conocer los detalles”, comenta Gallia, quien decidió capacitarse en esta área para entender los procesos y las variedades de grano.
Café de origen y métodos de preparación
Latte Bakery se destaca no solo por su café, sino también por su propuesta minimalista y acogedora, diseñada para quienes buscan un espacio de pausa y disfrute. “Trabajamos con cafés de Cajamarca y Junín, seleccionados cuidadosamente para garantizar un sabor balanceado”, explica. Además, su carta incluye métodos de preparación como Chemex, prensa francesa y V60, pensados para satisfacer los gustos más exigentes. Cada taza se prepara con dedicación, reflejando la calidad y el conocimiento que Julio y su equipo han desarrollado.


La bollería: un complemento perfecto
El protagonismo de la bollería en Latte Bakery es innegable. Julio supervisa de cerca la producción, que tiene lugar en un taller ubicado en el segundo piso del local. Inspirado en sus viajes a Londres, Nueva York y Buenos Aires, asegura que cada postre está diseñado para realzar los sabores del café. “Nos apoyamos mucho en plataformas como Pinterest para innovar en presentaciones y conceptos. Siempre buscamos sorprender al cliente”, agrega. Croissants, tartas y bizcochos se han convertido en favoritos de los visitantes, quienes encuentran una propuesta única en cada visita.
Un negocio familiar que crece unido
El proyecto de Julio no es un esfuerzo individual. Su familia, especialmente su hermano gemelo Guido, juega un papel fundamental en la gestión y expansión de sus negocios. Aunque inicialmente concebía Latte Bakery como un proyecto propio, decidió involucrar a sus hermanos para consolidar la propuesta. “Siempre nos movemos en bloque. Tenemos una dinámica de trabajo que fortalece cada iniciativa”, afirma. Esta colaboración familiar ha sido clave para enfrentar desafíos y alcanzar nuevas metas.


Planes futuros: expansión y nuevas ideas
En cuanto al futuro, Gallia tiene planes ambiciosos. En el corto plazo, espera abrir un local más pequeño en San Isidro bajo un concepto “to go” y también expandirse a Piura con una heladería en un complejo de nueve mil metros cuadrados, donde su familia ya opera otros negocios. “Invertimos fuerte porque creemos en nuestras ideas y en la calidad de nuestros productos”, asegura, dejando claro que su apuesta por el éxito es tan firme como sus convicciones. Estos proyectos reflejan su constante búsqueda por innovar y ofrecer experiencias únicas.
Reflexiones sobre el emprendimiento
Gallia también reflexiona sobre el desafío de gestionar múltiples proyectos. “Me he caído feo, pero siempre me levanto. Si crees en lo que haces, puedes superar cualquier obstáculo”, afirma, subrayando la importancia de la confianza y la adaptabilidad en el camino del emprendimiento. Su filosofía de trabajo y su enfoque apasionado han convertido a Latte Bakery en un referente para los amantes del café y la repostería en Lima, dejando claro que cada detalle cuenta cuando se trata de crear experiencias memorables.

