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Artemis en jaque: NASA ve amenazada su misión lunar ante el cierre del gobierno estadounidense

Con el cierre parcial del gobierno de EE. UU., la NASA enfrenta un escenario crítico: cerca de 15,000 empleados suspendidos, recortes en contratos y recursos inciertos podrían comprometer su plan de regreso a la Luna. A pesar de que misiones clasificadas como “críticas” seguirán activas, la sombra del paréntesis presupuestal golpea los sueños del espacio.

Oscuridad administrativa: el cierre toca la NASA

La noche del 1 de octubre marcó el inicio de un cierre parcial del gobierno federal de los Estados Unidos, ante la falta de acuerdo en el Congreso para aprobar el presupuesto. Como consecuencia, numerosas agencias federales —incluida la NASA— se han visto obligadas a paralizar muchas de sus operaciones o a operar con recursos mínimos.

Según datos recogidos por medios especializados, aproximadamente un 85 % de los empleados civiles de la NASA han sido suspendidos sin salario, mientras que el 15 % restante continúa trabajando debido a que sus labores se consideran esenciales para misiones críticas como el programa Artemis o la operación de la Estación Espacial Internacional.

Misiones vitales contra viento y presupuesto

La NASA ha definido ciertas prioridades que sobrevivirán al recorte: sistemas vitales, mantenimiento de satélites, seguridad de misiones tripuladas y algunos contratos esenciales. Proyectos no urgentes, estudios científicos de largo plazo o desarrollos emergentes serán los primeros en sufrir retrasos o suspensión temporal.

Entre los retos más sensibles destacan los plazos rígidos de misiones planetarias o lunares: un retraso prolongado puede significar perder ventanas de lanzamiento, encarecer costos y reprogramar cadenas de suministro. En su momento, los especialistas advierten que un paréntesis prolongado podría convertir un “bump” presupuestal en un abismo para ciertos programas espaciales.

Artemis bajo tensión: entre la prioridad y el riesgo

El programa Artemis, motor de los planes de retorno humano a la Luna, es considerado una operación de primera línea. Por eso, sigue recibiendo soporte, aunque en condiciones reducidas. No obstante, cada día de incertidumbre presiona contratos, cadena de suministro del cohete SLS y proveeduría de componentes clave.

El riesgo no es solo de retraso: existe la posibilidad de que socios internacionales pierdan confianza y se replanteen su participación en programas conjuntos si los altibajos presupuestales se vuelven estructurales.

Mirando al futuro con cautela

El cierre desvela una verdad incómoda: las misiones espaciales requieren no solo visión y ciencia, sino estabilidad presupuestal y respaldo político sostenido. En tanto, la NASA aguarda el desenlace de las negociaciones presupuestales en el Congreso. Si se ratifica una “Continuing Resolution” para prorrogar fondos temporales, muchas de las actividades suspendidas podrían reactivarse —aunque con estrangulamientos operativos.

En última instancia, la puerta está abierta para que el cierre se convierta en una ofensiva contra la confianza internacional en el programa espacial estadounidense.

Redacción: Mauricio Saldaña Pizarro